Mírame, escucha
no temas y enjuaga ahora
tus dulces lágrimas de
última hora.
No soy miedo ni
incertidumbre
tampoco el frío del
vacío
Ni siquiera oscuridad
fúnebre
soy como el agua fresca
de un río.
Pulsera de cuentas
cual rubíes suaves
sobre tus finas muñecas
reposan
Pronto volarás cual ave.
Créeme cuando acaricio
tus brazos
y te digo que ya sólo
queda el descanso
No te espera el frío
suelo sino mi regazo
Cálida luz, sueño
aterciopelado.
No soy el pantano turbio
ni el fin de la
primavera
Soy el jardín eterno,
paz serena
Brisa que no aúlla y
eterna compañera.
Pulsera de cuentas
cual rubíes suaves
sobre tus finas muñecas
reposan
Pronto volarás cual ave.
Y ya no será más
imaginación
el eterno anhelo de
dormir en libertad
de llorar sin reservas y
sonreír en medio del mar.
Cierra esos ojitos, deja
que se sequen ya...
suficiente ha llovido,
ahora toca cantar.
Yo abriré los
ventanales, cielo azul y ancho mar
no habrá más dolor ni
historia
sólo un suave despertar.
Pulsera de cuentas
cual rubíes suaves
sobre tus finas muñecas
reposan
Pronto volarás cual ave.
Soy tu sangre, que
resbala graciosa
río abajo, sin memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario